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La periodontitis es una infección grave de las encías que incluso, puede provocar la pérdida de dientes.
La enfermedad periodontal es una de las enfermedades más graves que puede afectar a nuestra boca. De no tratarse, esta afección provoca primero problemas en la encía y, posteriormente, en los dientes, pudiendo finalizar con la pérdida de las piezas dentales. 
 
Existen diversas causas que originan la periodontitis, aunque la mala higiene es la principal de todas ellas.
Afortunadamente, en la actualidad existen tratamientos efectivos que permiten frenar la enfermedad y mejorar el estado de nuestras encías. Pero es de vital importancia tratarlo a tiempo.
 
¿Qué es la Enfermedad Periodontal?
Antes de continuar, debemos saber que la enfermedad periodontal engloba dos patologías: la gingivitis y la periodontitis.
 
Gingivitis
Es una enfermedad bucal producida por la presencia de placa bacteriana, que provoca inflamación y sangrado de las encías. Normalmente se debe a un cepillado dental poco frecuente o incorrecto. Afecta sólo a la encía y con el tratamiento periodontal se cura. Es una situación reversible.
 
Periodontitis o Piorrea 
Respecto a la periodontitis, también llamada enfermedad de las encías, es una enfermedad crónica cuya causa principal es el cúmulo de placa bacteriana por debajo de la línea de la encía. 
En estados iniciales se muestra la inflamación y el sangrado de las encías y, en caso de no ser tratada a tiempo, puede suponer movilidad dentaria e incluso la pérdida de piezas dentales.
Como vemos, al igual que la gingivitis, afecta a las encías, pero se diferencia de ésta en que el hueso también está afectado. Se caracteriza por una destrucción progresiva de los tejidos de soporte del diente. 
Puede repercutir en nuestra salud general: aumentando el riesgo cardiovascular, la descompensación de la diabetes o el parto prematuro.
 
Existen diferentes tipos de periodontitis. Algunos de los más frecuentes son:
 
Periodontitis Crónica
Es la más frecuente. Se trata de una enfermedad de avance lento que afecta a la mayoría de los adultos, aunque también pueden padecerla los niños. Este tipo, se produce debido a la acumulación de placas bacterianas, y presenta un deterioro lento que puede mejorar o empeorar con el tiempo. 
Sin embargo, destruye las encías y los huesos, y se pueden perder dientes si no se trata en su momento.
 
Periodontitis Agresiva
Suele comenzar en la infancia o al inicio de la vida adulta. Viene determinada por un factor genético importante, y afecta a un pequeño número de personas. Tiende a afectar a familias y causa una progresión rápida de la pérdida tanto de dientes como de huesos si no se trata.
 
Enfermedad Periodontal Necrotizante
Se caracteriza por una rápida destrucción y debilitación del tejido de las encías, los ligamentos periodontales y el hueso de soporte causado por la falta de suministro de sangre (necrosis), lo que resulta una infección grave.
En general, este tipo se presenta en personas con un sistema inmunitario inhibido, como una infección por VIH, un tratamiento oncológico u otras causas, y una mala nutrición.
 
Síntomas de la enfermedad 
Inflamación de encías: la encía pierde su característico color rosado, está enrojecida y engrosada.
Sangrado de encías: Puede ser espontáneo o al cepillarse los dientes. Los pacientes fumadores sangran menos o no sangran, ya que el tabaco nos oculta los síntomas de la periodontitis.
Sensibilidad dental: la sensibilidad se produce por la exposición de la raíz cuando hay retracción de encía. La raíz no está cubierta de esmalte, sino que es porosa, y sufre con los cambios de temperatura (comidas/bebidas frías o calientes), con los ácidos (zumos, fruta ácida…) o con los dulces.
Retracción de la encía: por la pérdida de hueso en la periodontitis, la encía se puede retraer, haciendo que los dientes se vean más largos de lo normal.
Se crean nuevos huecos espacios entre los dientes: Al perder hueso, se pierde también encía y las papilas (los triángulos de encía entre dientes) desaparecen. Esto hace que aparezcan esos huecos negros entre los dientes.
Halitosis (mal aliento): las bacterias emiten gases causantes del olor desagradable del mal aliento. Con el tratamiento periodontal, esto se soluciona. Pues el 90% de los casos de halitosis se originan por problemas bucodentales.
Movilidad dental: ocurre por la pérdida de soporte de los dientes en la periodontitis y también por la presencia de inflamación.
Dolor poco habitual: Tan solo se produce dolor en casos agudos de la enfermedad, pero no suelen ser frecuentes. Esto supone un problema, ya que no nos avisa de la presencia de la enfermedad.
 
Algunas causas y factores de riesgo influyentes en la enfermedad.
Falta o incorrecta higiene bucal.
Placas Bacterianas. Junto a la anterior, son unas de las principales causas.
Gingivitis.
Fumar. 
Edad avanzada.
Cambios hormonales, como aquellos relacionados con el embarazo o la menopausia.
Estados de stress y bajas defensas.
Obesidad.
Una nutrición inadecuada.
Factores genéticos. La periodontitis tiene un componente hereditario muy importante, que es el que determina que de una gingivitis se pase a una periodontitis. 
Determinados medicamentos que provocan sequedad de boca o cambios en las encías.
Enfermedades que disminuyen la inmunidad (leucemia, el VIH o sida o los tratamientos oncológicos).
Ciertas enfermedades, como la diabetes, la artritis reumatoide y la enfermedad de Crohn.
 
¿Se puede contagiar la Periodontitis?
La respuesta es sí, puede contagiarse de una persona a otra. Sin embargo, este contagio no es fácil que se produzca, ya que para ello, es necesario que se den una serie de factores y que el contacto entre la persona afectada y la persona sana sea constante y prolongado en el tiempo. 
 
Por ejemplo entre parejas, hay una transmisión de las bacterias que producen la periodontitis (gérmenes patógenos), a través de la saliva. Se ha demostrado que las parejas de pacientes con periodontitis, presentan un peor estado periodontal (de las encías) que las parejas de pacientes sanos.
 
Por todo ello, se recomienda examinar el estado de las encías por un periodoncista, tanto de las parejas de los pacientes con periodontitis, como de sus hijos a partir de determinada edad. De este modo, estaremos velando por la salud bucodental de toda la familia.
 
Tratamiento Periodontal
Sin duda, el mejor tratamiento de la periodontitis es una buena prevención.
 
A pesar de que, en muchas ocasiones, estas enfermedades se deban a factores genéticos o al padecimiento de otras afecciones, los especialistas coinciden en que unas buenas rutinas de higiene bucodental son la mejor prevención.
 
Por este motivo, es conveniente que al finalizar tu consulta, el periodoncista te explique con claridad las distintas pautas de limpieza oral y qué productos son los más adecuados en tu caso.
 
Además, es de vital importancia que acudas puntualmente a tus revisiones rutinarias con el especialista o ante signos de padecer cualquiera de los síntomas ya mencionados anteriormente.
 
Por tanto, lo ideal es seguir un programa de buena higiene bucal, que comience en los primeros años y se practique consistentemente durante toda la vida.
 
Algunos consejos de prevención:
 
Buena higiene bucal
Eso significa cepillarte los dientes durante dos minutos al menos dos veces al día (por la mañana y antes de ir a dormir) y usar hilo dental al menos una vez al día. Usar hilo dental antes de cepillarte los dientes te permite eliminar las partículas sueltas de alimentos y las bacterias.
 
Enjuagues bucales
Especialmente los desinfectantes como los que contienen clorhexidina. Como en el caso anterior, evitan la formación de placa en lugares donde no llega el cepillado.
 
Consultas dentales periódicas
Se recomienda acudir a la clínica dental, al menos una vez al año, para realizar una limpieza integral. Si tienes factores de riesgo que aumentan tus posibilidades de contraer periodontitis, como sequedad de boca, consumo de determinados medicamentos o tabaquismo, es posible que necesites una limpieza profesional con más frecuencia.
 
Alimentación
Procura llevar una dieta rica en frutas y verduras para mantener sano el sistema inmune y así evitar infecciones. Toma también vitamina D (unos minutos de sol al día pueden ayudarte) y minerales para fortalecer dientes, encías y huesos.
 
Tratamiento de la Periodontitis en la Clínica
 
En las periodontitis, en primer lugar se realiza un exhaustivo estudio periodontal clínico y radiológico, para valorar la situación en el momento de empezar. En ocasiones se hace necesaria la utilización de pruebas complementarias. 
 
Antes de comenzar el tratamiento realizaremos una visita de estudio donde se realiza un registro de la pérdida de hueso que presenta cada diente mediante un periodontograma y tomaremos una serie de radiografías que nos ayudarán al correcto diagnóstico y plan de tratamiento del paciente. 
En determinados casos también realizamos un análisis microbiológico de las bacterias de la boca. Uno de los datos que registramos es cómo se cepilla el paciente y dedicamos un extenso tiempo a enseñar a nuestros pacientes a cepillarse mejor. 
 
El objetivo de realizar este registro es poder comparar a lo largo del tiempo cómo evoluciona la higiene y las bolsas periodontales tras el tratamiento. 
 
Tratamientos No Quirúrgicos
Si la periodontitis no está avanzada, el tratamiento puede consistir en procedimientos menos invasivos, entre ellos:
 
Raspado
El raspado elimina el sarro y las bacterias de la superficie de los dientes y debajo de las encías. Este procedimiento se puede realizar con instrumentos, un láser o un dispositivo ultrasónico.
 
Alisado radicular
El alisado radicular suaviza la superficie de las raíces, lo que evita futuras acumulaciones de sarro y de bacterias, y elimina los productos derivados de las bacterias que pueden contribuir con la inflamación y el retraso en la cicatrización o la reimplantación de la encía a la superficie dental.
 
Antibióticos
Los antibióticos tópicos u orales pueden ayudar a controlar la infección bacteriana. Cuando hablamos de antibióticos tópicos, nos referimos a enjuagues bucales o geles con antibiótico, que se aplican en el espacio entre los dientes y la encía, o bien, dentro de las bolsas después de una limpieza profunda. 
Sin embargo, los antibióticos orales pueden ser necesarios para eliminar por completo las bacterias.
 
Tratamientos Quirúrgicos
Si tienes una periodontitis avanzada, el tratamiento puede requerir una cirugía dental:
 
Cirugía con colgajos (cirugía de reducción de las bolsas)
El periodoncista realiza incisiones mínimas en la encía para levantar una sección del tejido de ésta y exponer las raíces a fin de realizar un raspado y alisado radicular más efectivos. 
Injertos de tejido blando
Cuando pierdes tejido de la encía, se retrae la línea de dicho tejido. Podría ser necesario que te refuercen parte del tejido blando dañado. 
Normalmente, esto se hace extrayendo una pequeña cantidad de tejido de la parte superior de tu boca (paladar), o de un donante, para adherirla al sitio afectado. Esto puede ayudar a reducir la retracción de las encías, recubrir las raíces expuestas y darle una apariencia más agradable a los dientes.
 
Injerto óseo
Este procedimiento se realiza cuando la periodontitis ha destruido el hueso que rodea la raíz del diente. El injerto puede estar compuesto por pequeños fragmentos de tu propio hueso, o bien, el hueso puede ser sintético o donado. 
El injerto óseo ayuda a prevenir la pérdida del diente al sostenerlo en su lugar. También sirve como plataforma para el nuevo crecimiento del hueso natural.
 
Regeneración guiada del tejido
Esto permite que el hueso destruido por las bacterias vuelva a crecer. Una de las técnicas consiste en que el dentista coloque una pieza especial de tela biocompatible entre el hueso existente y tu diente. El material evita que ingrese tejido no deseado en el área de curación, lo que permite que el hueso vuelva a crecer.
 
Proteínas que estimulan tejidos
Otra técnica supone aplicar un gel especial a la raíz del diente enfermo. Este gel contiene las mismas proteínas que se encuentran en el esmalte de los dientes en desarrollo y estimula el crecimiento de huesos y tejidos saludables.
 
 
Lo ideal es acudir de manera regular a tu dentista para realizar una limpieza dental profunda y revisar el estado de la boca, al menos una vez al año, o cada seis meses si somos propensos a acumular sarro y a sufrir de las encías.