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El flúor es un compuesto que sirve para remineralizar el esmalte dental, haciéndolo más duro y resistente a las caries.
 
Ahora bien, debemos diferenciar claramente entre el flúor dental, y el que ingerimos al comer. Este último, tiene un efecto sistémico, es decir, accede directamente al flujo sanguíneo afectando a todo el cuerpo.
 
Respecto al flúor dental, se trata sencillamente del flúor que se aplica directamente sobre los dientes para fortalecer el esmalte, como puede ser el de los dentífricos o cualquier tratamiento recomendado y/o realizado por nuestro dentista.
 
Su función principal es reducir la adhesión y la acumulación de placa bacteriana en los dientes. De modo que se podría decir que el flúor verdaderamente tiene un efecto antibacteriano, puesto que es una de sus funciones principales.
 
No obstante, se debe tener cuidado con este compuesto, ya que el uso excesivo del flúor puede provocar la aparición de manchas en los dientes. Este efecto se conoce en odontología como esmalte moteado.
 
 

La Importancia del Flúor Para Nuestros Dientes

Se ha demostrado que el flúor reduce la caries en más del 50%, pero también es beneficioso para otros aspectos como pueden ser los siguientes:

Favorece la alineación de los dientes.
Afecta positivamente contribuyendo a una buena formación dental.
Proporciona beneficios antes de la erupción de los dientes.
Se reduce la gravedad de enfermedades como la periodontitis.
 
Como podemos ver, el flúor aporta efectos muy positivos para nuestra salud bucodental. Eso sí, tal como señalamos antes, considerando siempre que una ingesta o aplicación excesiva de flúor puede dañar el esmalte dental.
 
Por todo ello, es tan importante que desde la temprana edad el odontopediatra controle la cantidad de flúor necesaria para el niño. De este modo, será más fácil proteger los dientes provisionales, tal como los definitivos posteriormente.
 

¿Cómo se Aplica el Flúor?

Como ya sabemos, en función de cómo se aplique este compuesto se puede diferenciar en dos vías o tipos. En cualquier caso, será el dentista quien recomiende una u otra vía desde que fuera necesario. Veamos cuáles son y en qué consiste cada una de ellas.

Vía Sistémica
En estos casos, el flúor puede ser ingerido a través de agua fluorada o algún suplemento bajo prescripción o recomendación médica.
 
Cabe señalar que el proceso de fluoración para el agua potable en las redes de suministro colectivo se puede utilizar para garantizar un consumo adecuado de flúor. De esta manera, es posible controlar la cantidad óptima de flúor que ingerimos continuamente.
 
Aunque esto no siempre es fácil de hacer, el uso de agua fluorada ofrece más garantías que la leche fluorada, ya que existen muchas diferencias en su consumo. Además, es más complicado controlar el origen de la leche.
 
Esta opción tiene sus ventajas en la fase de mineralización y post-mineralización de los dientes, ya que nos proporciona dosis continuas y reducidas de flúor, minimizando el riesgo de toxicidad, que es prácticamente inexistente.
 
Por último, es fundamental saber y recordar que para tomar cualquier tipo de suplementos, éstos deben ser recetados por un especialista. A continuación, veremos algunos de los más comunes y recomendados.
 
Algunos Suplementos de Flúor
Estos son algunos de los métodos de absorción de flúor que no están relacionados con la aplicación directa, es decir, son aplicados de un modo más natural mediante la vía sistémica.
 
Agua del Grifo
El agua contiene flúor en su composición de manera natural. Sin embargo, también se ha fluorurado artificialmente durante décadas para garantizar la salud de la población. 
La fluoración del agua es un mecanismo de prevención muy efectivo porque afecta a un gran número de personas al mismo tiempo. Además, es un sistema económico para la gran mayoría de gobiernos en los diferentes países.
 
Agua Embotellada
La cantidad de flúor varía según la procedencia natural del agua. Cuando posee altos niveles de flúor, puede ser favorable para la prevención de la caries dental.
 
Alimentos con Flúor
Ya sabemos que la principal fuente de flúor en nuestro organismo procede del agua. No obstante, cabe destacar que este mineral también se encuentra en alimentos como el pescado, los mariscos o el té.
 
Otros Alimentos:
Frutas.
Hortalizas y Verduras.
Lácteos.
Café.
Sal.
Arroz.
Carnes.
Frutos Secos.
 
La concentración de flúor en los alimentos enumerados es muy baja y normalmente no supone ningún peligro para la salud. Con todo, es algo que puede variar en el caso de las frutas, verduras y hortalizas, en función a la concentración de minerales que tenga el suelo en el que se cultiven.
 
Gotas y Pastillas de Flúor
Pueden usarse en niños de hasta 13 años de edad. Eso sí, tiene que ser un tratamiento continuo con la ingesta correcta de flúor, y siempre supervisado por un especialista.
En los más pequeños, se usan gotas o unas pequeñas pastillas, las cuales se pueden incorporar a zumos o purés, pero nunca a la leche. La efectividad de este suplemento es similar a la del agua fluorada, pero su principal ventaja es que se pueden administrar dosis específicas de flúor.
 
Vía Tópica
Mediante esta vía, el flúor se aplica directamente a la superficie de los dientes. Se puede usar desde la erupción de los primeros dientes y durante toda la vida, centrándose en los períodos con mayor riesgo de caries, como la infancia, la adolescencia, las mujeres embarazadas o las personas con diabetes.
La fluoración tópica se puede realizar mediante el cepillado con dentífricos, enjuagues bucales o incluso con tratamientos específicos realizados por el propio dentista en nuestra clínica dental de confianza.
Como mencionamos anteriormente, su propósito es el de mineralizar el esmalte dental, que es un proceso esencial en la vida. Por lo tanto, los adultos también deben tener en cuenta su aplicación. El método más cómodo es cepillando los dientes con una pasta fluorada al menos dos veces al día.
 
 
 

Posibles Consecuencias Por Un Uso Inadecuado del Flúor

Una ingesta o aplicación inadecuada de flúor nos puede acarrear serios problemas, tanto si nos excedemos, como si nos quedamos cortos. Veamos cuáles pueden ser esas consecuencias tanto en un caso como en el otro.

Consecuencias del Bajo Consumo en Flúor
Este mineral es esencial para el buen funcionamiento del cuerpo. Su bajo consumo puede conducir a la aparición de la caries dental, fracturas y debilidad de los huesos, principalmente en la columna vertebral.
 
También puede causar la aparición de la osteoporosis (enfermedad esquelética) a largo plazo.
Una dieta con la cantidad adecuada de flúor, ayuda a la formación y fortalecimiento de huesos y dientes. Es por ello que se recomienda fluorar el agua para prevenir la aparición de diferentes enfermedades óseas.
 
Consecuencias de un Consumo Excesivo de Flúor
El consumo excesivo de flúor puede provocar una intoxicación por flúor, también conocida como fluorosis dental. Esta afección se manifiesta en el esmalte del diente, causando ciertos cambios que producen manchas de color marrón, gris o blanco opaco. 
 
Más allá de afectar la apariencia estética de los dientes, su primer síntoma es el aumento en la aparición de caries, puesto que el esmalte dental se ve directamente afectado por esta patología.
 
Por lo tanto, es aconsejable consultar al dentista para averiguar la cantidad de flúor que el paciente puede usar o en su defecto, necesitar. Esto depende de varios factores como pueden ser: 
La edad. 
La genética.
Las enfermedades bucodentales que haya podido tener el paciente.
Las características específicas de los dientes.
 
Como se puede ver, el flúor es un elemento esencial para nuestra salud bucodental. No obstante, debemos utilizarlo o aplicarlo siempre de la manera adecuada, es decir, en la dosis recomendada y bajo la supervisión de nuestro dentista.